Historia de la Fisioterapia.
INTRODUCCIÓN
Etimológicamente
la palabra fisioterapia significa “tratamiento por la naturaleza” y es el resultado
de la unión de dos palabras griegas Physis
que significa naturaleza y Therapehia que significa tratamiento, a
pesar de ello hoy en día es reconocida
como “Tratamiento por agentes físicos” y es través de la historia en la
que se documenta la utilización del agua, el frio , el calor, el masaje, entre otros, como recursos terapéuticos para la curación de ciertas
enfermedades durante las diferentes etapas de su evolución.
En las primeras
civilizaciones, aunque geográficamente distantes, muchas de ellas coincidieron
en algunos aspectos relacionados con la curación de enfermedades, que eran
consideradas como castigos divinos o presencia de espíritus malignos. Esta
consideración fundamenta la utilización de métodos para el tratamiento de
dichas enfermedades combinando los saberes espirituales, mágicos y empíricos de
cada civilización.
Diversos
acontecimientos contribuyeron de manera directa e indirecta a la formación de
la Fisioterapia, iniciada tanto en las prácticas empíricas y mágicas de los
responsables de la curación en las civilizaciones más antiguas, pasando por la
filosofía terapéutica de Hipócrates de Cos, a través del desarrollo de métodos
gimnásticos para el fortalecimiento de las extremidades y el uso de agentes
físicos como métodos terapéuticos. Además, de la interacción histórica que tuvo
con la Cirugía cuando muchos de los cirujanos denominados en ese entonces
cirujanos-barberos que dedicaban su atención a las clases más humildes, se
inclinaron por los agentes físicos como medios terapéuticos, y otros sucesos
que serán relatados en el contenido de la siguiente monografía.
El auge de la
rehabilitación tiene sus inicios después de la Segunda Guerra Mundial y que es
impulsada por la epidemia de la poliomielitis entre 1940 y 1950, en el que los
médicos preocupados por la rehabilitación fueron ortopedistas debido a la
necesidad de tratar las secuelas musculoesqueléticas de la patología y en la
cual se evidencio la necesidad de profesionalizar la Fisioterapia dando origen
a los primeros títulos universitarios y a
profesionales de Fisioterapia (Sotelano).
En 1958 la Organización
Mundial de la Salud (OMS) cambia el sentido etimológico de Fisioterapia en su
definición:
“El arte y la ciencia del tratamiento por
medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad” ((OMS), 1969). Según esta
definición se hace evidente la utilización de agentes físicos y recursos
naturales por parte de los profesionales de Fisioterapia, como parte importante
del plan de rehabilitación de la función corporal y el mantenimiento del mismo,
dando continuidad a los métodos utilizados por nuestros ancestros para la
curación de enfermedades de carácter osteomuscular.
Por otra parte la Confederación Mundial de Fisioterapia (WCPT por sus
siglas en inglés), no solo reduce la definición a los métodos y materiales
utilizados por los Fisioterapeutas, sino que menciona la capacidad que tiene
para brindar servicios individuales y colectivos con el fin restaurar la máxima
capacidad funcional del movimiento corporal a través del ciclo vital humano. En
este sentido, define la Fisioterapia como:
“Profesión autónoma que presta servicios
(valoración, diagnostico, planificación, intervención y evaluación) realizado
por/o bajo la dirección y supervisión del Fisioterapeuta a las personas y
comunidades para preservar, mantener y desarrollar al máximo el movimiento y
las habilidades funcionales y por tanto el nivel de salud durante toda la
vida”.
Estableciendo una serie de parámetros en cuanto al comportamiento del
profesional, entre los que se encuentran (Alvis Gomez Karim Martina,
2008):
•
Confiabilidad
•
Altruismo
•
Compasión/Cuidado
•
Competencia Cultural
•
Comportamiento ético
•
Integridad
•
Desarrollo Personal y Profesional
•
Responsabilidad Profesional
•
Responsabilidad Social
•
Trabajo en equipo
Lo anterior hace
evidente que la Fisioterapia ha ido desarrollando y presentando avances
significativos en su ejercicio, teniendo como principio fundamental y a la vez
objeto de estudio el “Movimiento Corporal Humano” dirigiendo sus actividades a
la recuperación y mantenimiento del mismo, logrando así la importancia
requerida para que hoy en día sea reconocida a nivel mundial como una profesión
de carácter universitario del área de la salud.
A pesar de ello,
en el contexto internacional el que hacer de la Fisioterapia se conoce con
otros términos como Kinesiología o Terapia Física, los cuales contienen
características particulares en su ejecución y desarrollo. Sin embargo,
comparten el mismo eje central del ejercicio de la profesión.
La denominación
varía en algunos y países de acuerdo a su cultura, por ejemplo en Argentina se
hace referencia a la Kinesiología como “terapia
por medio del movimiento” y la
Fisioterapia como un complemento de ésta por medio de la “aplicación de agentes físicos con fines terapéuticos”. Por su
parte, en Colombia la Fisioterapia:
« (…) surge
en el año de 1952, como parte del primer
programa académico de Fisioterapia en la Escuela Nacional de
Fisioterapia, actual Escuela Colombiana de Rehabilitación. En 1.954 mediante el
decreto 1056 se reglamenta el ejercicio de la profesión y en 1.976 mediante la
Ley 9 determina su carácter Universitario. Más adelante en 1.999 mediante la
Ley 528 la fisioterapia se consolida como una “profesión liberal, del área de
la Salud, con formación universitaria, cuyos sujetos de atención son el
individuo, la familia, la comunidad y en el ambiente en donde se desenvuelven”» (Alvis Gomez Karim
Martina, 2008).
Su objetivo es el
estudio, comprensión y manejo del movimiento corporal humano, como elemento
esencial de la salud y el bienestar del hombre. Orienta sus acciones al
mantenimiento, optimización o potencialización del movimiento así como la
prevención y recuperación de sus alteraciones y a la habilitación y
rehabilitación integral de las personas con el fin de optimizar su calidad de
vida y contribuir al desarrollo social. Fundamenta su ejercicio profesional en
los conocimientos de las ciencias biológicas, sociales y humanísticas, así como
en sus propias teorías y tecnologías.
Por otra parte,
establece la participación de los Fisioterapeutas en materia de diseño,
ejecución y dirección de investigación científica, disciplinar o
interdisciplinar, destinada a la renovación o construcción de conocimiento que
contribuya a la comprensión de su objeto de estudio, y a la publicación de
trabajos de investigación (Colombia).
En cuanto al
proceso de formación se encuentra que este puede ser de carácter técnico, tecnológico
y universitario, su duración oscila entre 3 y 5 años respectivamente, siendo
este último el más frecuente en la modalidad presencial. Actualmente, Colombia cuenta
con veintiséis programas oficialmente reconocidos, que ofrecen formación a
nivel universitario, por otra parte, en la estructura curricular se destacan al
menos tres clases de actividades pedagógicas: teóricas, prácticas y la práctica
profesional de las áreas de formación, a su vez se distinguen cuatro áreas
básicas (Colombia):
·
Área de ciencias físico –
naturales.
· Área
social humanística.
· Área
disciplinar profesional.
·
Área metodológica –investigativa.
Respecto a la
práctica profesional se encuentran los siguientes campos de desempeño profesional:
Prevención, promoción, recuperación y rehabilitación, además de campos como
educación, salud ocupacional, administración y deporte.
Con base en lo
anterior, actualmente la Fisioterapia es una disciplina en constante
crecimiento y desarrollo en cuanto a los métodos de intervención, técnicas,
manejo, promoción y prevención de la salud, incursionando, además, en
diferentes campos laborales en los cuales se hace necesaria la presencia de
fisioterapeutas como parte integral del equipo de trabajo. Dejando a un lado la
tendencia del área clínica como único campo para ejercer la profesión.
Si bien es cierto
que como parte de la evolución científica y de investigación es evidente que no
existe un origen formal o establecido de la Fisioterapia que permita
identificar un autor o un momento histórico a quien se le atribuyan los
reconocimientos por la creación de la misma.
Es por ello que
para identificar un momento histórico que relate el origen de la Fisioterapia,
se describen las diversas literaturas y mencionan épocas, momentos y personajes
históricos que contribuyeron a la formación de la misma. Este desarrollo se
presenta en 3 capítulos, de los cuales el primero hace referencia al
tratamiento a través de la naturaleza en la antigüedad, el segundo ira guiado a
lo ocurrido durante la edad media y moderna, finalmente en el tercer capítulo
se identificara la aparición del término Fisioterapia.
El presente capítulo contiene descripciones
y relatos de lo ocurrido en la Edad Antigua en cuanto al tratamiento a través
de la naturaleza, personajes históricos que se destacaron y que se encuentran
documentados en la literatura, así como los diversos conceptos de la salud
según las diferentes regiones del mundo, lo anterior enmarcado dentro de un
orden cronológico dado desde el año 4000 a.C. hasta el año 30 d.C.
Estos acontecimientos datan aproximadamente 4000
años a.C donde no se mencionaba la implementación de Fisioterapia o Terapia
Física propiamente dicha, sino la práctica de curar y uso de agentes físicos
naturales como parte de la curación que se ejercía en dicho momento. Esta
práctica se realizaba desde dos ámbitos principalmente, el primero bajo la
influencia de creencias mágicas de sanación en la que el hombre enfermo debía
ser sanado mediante conjuros para la liberación de espíritus malignos del
cuerpo. El segundo desde el empirismo que buscaba dar solución a aquellas
alteraciones que afectaban el estado físico. Quienes trataban las enfermedades
eran tanto sacerdotes, los cuales podían ser adivinos, que predecían el curso
de las enfermedades, como exorcistas, que liberaban a los enfermos de los
espíritus malos o médicos que recetaban algunos fármacos (Jaramillo Antillón, 2005).
En el Antiguo Egipto (4000 a.C.) la salud y
la enfermedad estaban consideradas bajo la idea mágico-religioso, las personas
enfermas eran tratadas por tres tipos de sanadores -según el papiro de Ebers-.
En primer lugar los sacerdotes, quienes realizaban ceremonias religiosas y
formulaban medicamentos con la mezcla del empirismo y la magia. En segundo
lugar, los médicos escribas o laicos, los cuales prescribían después de
examinar al paciente. Por último, los magos que realizaban prácticas poco
comunes (Jaramillo Antillón, 2005). Personajes que
lograron preparar cerca de setecientos fármacos hechos de las propiedades de la
naturaleza.
Con el pasar del tiempo -año 3200 a.C.
aproximadamente- los egipcios empezaron a dejar a un lado el concepto mágico,
dando paso a la aparición de médicos-sacerdotes quienes prescribían
medicamentos y practicaban cirugías como la trepanación del cráneo, la cual era
realizada con el fin de extraer demonios, además de tratamiento para las
fracturas de cráneo, locura y epilepsia (Jaramillo Antillón, 2005).
Es en China donde se encuentra el escrito
más antiguo acerca del ejercicio terapéutico y el masaje, titulado el Kong-Fou,
práctica que era realizada por los monjes budistas del Tao Tse, en él se
mencionan diversos movimientos y posiciones descritos por los sacerdotes para
tratar las diferentes alteraciones físicas bajo las creencias
mágico-religiosas. Además describen concepciones relativas a la higiene del
cuerpo: el masaje, en este texto, se muestra asociado a los ejercicios físicos (Martinez, 1998).
Por
otro lado se encuentra el Taoísmo, tradición filosófica y religiosa
fundamentada en la existencia de tres fuerzas: pasiva, activa y conciliadora.
Las dos primeras opuestas y complementarias entre sí, es decir, que no dependen
la una de la otra y pueden funcionar como una unidad haciendo referencia al yin
y el yang, la tercera es el tao el cual es la fuerza superior que las contiene.
Esta tradicion utilizó para la cura de ciertas enfermedades el baile. En el año 2698 a.C. fue propuesta un tipo de
gimnasia curativa en la que se practicaban ejercicios respiratorios y
ejercicios para evitar «obstrucciones de los órganos» creada por el emperador chino Hoang-Ti. (Bohm, 1973)
En la China (1800 a.C. aproximadamente) se
consideraba la salud y la enfermedad como un equilibrio entre las energías
universales del ying y el yang que fluyen a través de todo lo existente. Cuando
hay un desequilibrio entre estas, se pueden presentar las enfermedades e
incluso la muerte. El yin representa lo femenino, la noche, lo oscuro, lo
débil, la tristeza, la defensa, el frio, la humedad, lo pasivo, la blandura;
representa la tierra. El yang es lo masculino, el día, la luz, el ataque, la
felicidad, la fuerza, el calor, lo viril, lo activo; representa el cielo. Con
base en lo anterior, para los chinos el cuerpo humano se constituía de cinco
elementos: tierra, fuego, agua, metal y madera. Además, practicaban la
acupuntura, los masajes -empleados en
traumas y dolencias- (Jaramillo Antillón, 2005) las cauterizaciones,
y los tratamientos para las fracturas.
Para el mismo año, en la antigua India los
sacerdotes eran quienes realizaban los tratamientos que estaban basados en
encantamientos. Como se puede apreciar en los textos védicos arcaicos, libros más antiguos del saber o conocimiento
sagrado los cuales se fundamentaban en el hecho de que las enfermedades eran
castigos divinos, en ellos se describían prácticas mágicas con el fin de
expulsar los demonios del cuerpo, así mismo relataban algunos síntomas o
condiciones como presencia de enfermedades y mencionaban numerosas hierbas para
el tratamiento de las patologías (Jaramillo Antillón, 2005).
Por su parte, el chino Tzu Kuo shih, en su obra La
terapia Qi Gong El arte de curar mediante la energía, describe una
terapéutica compuesta por drogas minerales y vegetales en píldoras, cocción o
infusión, aplicación de agentes físicos, masaje y acupuntura (García,
2009).
Se consideraban como fuerzas primitivas de carácter divino el agua, el sol, el
aire y la tierra.
Algo semejante ocurre con el libro más
conocido escrito por los chinos el Nei
Ching -1600 a.C. aproximadamente- el cual menciona la existencia de
trescientos sesenta y cinco huesos y articulaciones en el cuerpo humano, además
de la presencia de un sistema circulatorio fluyente de manera circular, el cual
nunca se detiene. En general este escrito detalla los huesos y el aparato
digestivo (Jaramillo Antillón, 2005).
Por otra parte, los egipcios dejaron
constancia de sus diversos conceptos y tratamientos para conservar la salud a
través de los papiros elaborados principalmente por la planta que crecía junto
al rio Nilo, eran ligeros y se podían enrollar (Jaramillo Antillón, 2005). Estas láminas
fueron su principal fuente de información, en ellas al parecer se encuentran
las primeras referencias acerca de la utilización de terapia manual y el uso de
agentes físicos.
Entre los escritos se resalta el papiro
adquirido por el arqueólogo Edwin Smith,
con fecha probable de 1600 a.C., en el cual se describe la utilización de frio
en la etapa inicial de una inflamación y de calor en las etapas más tardías. En
dicho papiro, también se menciona el uso de terapias como la exposición al sol
con fines terapéuticos, en lugares destinados para ello (Gallego, 2007).
En la Grecia antigua se pensaba que el
tratamiento de las enfermedades consideradas como manchas o impurezas, eran una
forma de purificación religiosa. En el año 900 a. C. los médicos enviaban a los
pacientes cuyos tratamientos habían fallado a los templos dedicados al dios de
la medicina y la curación Asclepios,
en los que se encontraban baños, jardines, lugares para la estancia, gimnasio,
teatro, reposo y tratamiento de los pacientes. El ejercicio físico, la
hidroterapia y el masaje se utilizaban de forma purificadora y como preparación
para las competencias atléticas (Martinez, 1998).
Tiempo después -800 a.C. aproximadamente-
aparecen los textos brahmánicos[1],
en los que la medicina deja de ser de tipo mágico-religioso a ser de un corte
más empírico, obedeciendo al nuevo sistema doctrinal. En los cuales se
describen las doctrinas de yoga y ayurveda que incluían un sistema gimnástico,
prácticas del masaje y ejercicios.
Además describían dietas, baños, eméticos[2]
y otros medicamentos naturales. Utilizaban las sanguijuelas para detener
sangrados en ciertas patologías y curar heridas. Se recomendaban diversos
minerales y más de quinientas plantas medicinales. A pesar de esto los
conocimientos de la anatomía humana eran incipientes, ya que la religión no se les
permitía realizar autopsias, aun así, practicaban cirugías con instrumentos muy
higiénicos, realizaban cesáreas, amputaciones, suturas, tratamientos con
entablillados de bambú para las fracturas, extirpaban cataratas y drenaban
abscesos (Jaramillo Antillón, 2005).
El primer médico investigador y escritor fue
Alcmeón (siglo VI a.C.), quien escribió un libro de fisiología humana en el que
describió los nervios ópticos, el cruce en el quiasma óptico y su unión en el
cerebro a donde lleva las imágenes captadas por los ojos. También describió la
trompa de Eustaquio e indico que el intelecto se encontraba en el cerebro.
Además aseguro que el cerebro era el que captaba las sensaciones visuales y
auditivas, ideas que fueron aceptadas por Demócrito e Hipócrates (Jaramillo Antillón, 2005).
Posteriormente en el siglo V a.C. el
concepto de salud en Grecia al igual que en las culturas anteriores era de tipo
mágico-religioso; los sacerdotes empleaban baños, dietas, algunos fármacos,
masajes, ejercicios y deportes para sanar a las personas enfermas. Con el pasar
del tiempo los griegos observaron que ciertos medicamentos resultaban efectivos
para la cura de las enfermedades, por lo que se dio inicio al empirismo en la
antigüedad (Jaramillo Antillón, 2005).
Dentro de este contexto, encontramos a
Empédocles[3],
médico griego que dio gran importancia a los ejercicios respiratorios, además
era un gran observador de la naturaleza, en sus obras relatadas como poemas
describió su concepto de evolución de los seres vivos y la circulación de la
sangre. Así mismo propuso una teoría de cuatro elementos que debían estar en
armonía para la sanidad: tierra, agua, fuego y aire; razón por la cual consideraba
al hombre como un microcosmo.
Por su parte la Grecia clásica se
caracterizó por dar origen a la medicina científica entre los siglos V y VI a. C. En esta época se destacan
autores como Hipócrates de Cos, nacido
en la isla de Cos del mar Egeo, realizó sus estudios en Atenas, viajo por
Grecia y Asia menor adquiriendo conocimientos sobre la salud. Regresó a Cos en
su adultez a ejercer como médico y a transmitir a otros sus conocimientos.
Murió a sus 80 años en la ciudad de Larisa en el año 370 a.C (Jaramillo Antillón, 2005).
Hipócrates buscó las curas para las
enfermedades en la ciencia dejando a un lado las creencias mágico-religiosas,
señaló la importancia de la inspección, observación e interrogatorio del
paciente y la descripción de ciertas enfermedades según los signos y síntomas
que presentaban los enfermos. Mencionó la influencia del calor, el frio y el
medio ambiente en la aparición de enfermedades (Jaramillo Antillón, 2005). Insistió en las
medidas higiénicas preventivas para conservar la salud, mencionaba que el
reposo era una medida importante en los tratamientos.
Escribió probablemente veinticinco tratados
de los cuales en siete de ellos se encuentran reflejados los medios físicos,
higiénicos y dietéticos como instrumentos terapéuticos. Su terapéutica se
basaba en el saber humano, encaminado a comprender los secretos de la
naturaleza del hombre, las diferentes enfermedades y los diversos tratamientos
propios de la naturaleza (Martinez, 1998).
La medicina hipocrática se fundamenta en la
correcta realización de ejercicios, gimnasia, masaje, así como en una
adecuada dieta alimenticia para conservar y mantener una buena salud física. En
los tratados se encuentran recomendaciones acerca del uso de agua fría para
dolores articulares y contracturas musculares, baños marítimos para el
tratamiento de afecciones en la piel que no estuviesen infectadas. Así mismo se
describe una relación entre movimientos y músculos, como también
recomendaciones para la debilidad muscular y las desavenencias mentales (Martinez, 1998).
Hipócrates en su tratado de los aires, aguas y lugares, menciona
la importancia de considerar las propiedades sedante, astringente y
antiflogística de las aguas de un lugar para tratar hemorragias, también
inflamaciones agudas, trastornos dolorosos de las articulaciones, erisipela
entre otros. Por otra parte, en su obra sobre
las fracturas hace referencia a la utilización de diferentes agentes
físicos, además describe manipulaciones en caso de luxaciones. En otra de sus
obras “sobre las articulaciones”
describe y clasifica el masaje según sus indicaciones y contraindicaciones.
Igualmente menciona los efectos adversos de los ejercicios extenuantes (Gallego, 2007).
Por otra parte, el médico griego Diocles de
Caristo, nacido en Caristo, desarrollo sus estudios en la escuela hipocrática,
ejerció en Atenas cerca del año 350 a.C., escribió un libro titulado Victu Salubri sobre ejercicios
gimnásticos, sus beneficios y clasificación según duración e intensidad (Gallego, 2007).
Más adelante, en el siglo II a. C el cuidado
de la salud es tomado como un conjunto de tres partes: la primera toma a la
alimentación como relación fundamental, la segunda enfatiza en los
medicamentos, y la tercera y no menos importante abarca las curaciones con
ayuda de las manos.
En este contexto, encontramos a los romanos
que se centraron en la higiene tanto individual como colectiva, empleando los
baños como práctica social, higiénica y curativa. Bajo esta premisa se
construyeron grandes establecimientos termales existentes desde los tiempos de
Catón (200 a. C.), algunos procedentes de la época imperial, los cuales estaban
constituidos por: un apoditerium, zona en la que los bañistas se vestían y
desvestían; el unctuarium, lugar en
el que se aplicaban perfumes y pomadas; el baptisterium,
donde se realizaba la purificación por medio del agua; el frigidarium, área en la que se encontraban las piscinas frías; el calidarium, donde estaban los baños
calientes; el tepidarium, sitio en el
que los bañistas evitaban los cambios bruscos de temperatura, y el plantanone o spheristeria, lugar donde los traclatores realizaban masajes y los
bañistas conversaban o podían realizar ejercicios. Se practicó también en Roma
la Talasoterapia la cual se basa en la terapéutica realizada con las diversas
propiedades beneficiosas del mar (Martinez, 1998).
En este período se destaca Asclepíades de
Prusa (año 124 a.C.), discípulo de Cleofanto de Alejandría, quien fue
influyente en la medicina helenístico-romana, su criterio terapéutico fue
contrario al de Hipócrates. En su escuela desarrollo la práctica de la
hidroterapia utilizando el agua fría en las enfermedades de relajamiento y el
agua caliente en las de encogimiento. Otro de los autores de la época fue Aulo
Cornelio Celso (año 25 a.C. – 50 d.C) se ocupó al parecer de medicina, leyes,
historia, filosofía y agricultura. Escribió un tratado de salud el cual dividió
en 8 libros, título su obra De Re Medica,
en ella hizó referencia a la hidroterapia, el masaje, las movilizaciones
pasivas y activas y a los beneficios de los ejercicios físicos (Gallego, 2007).
Para el siglo I a. C en Roma se practicaba
el hidromasaje, los estiramientos y los movimientos asistidos con pesos y
poleas. Esta medicina fue considera por los griegos de nivel primitivo, razón
por la cual la medicina griega se terminó imponiendo en esta época.
Es importante destacar a figuras como Asclepíades y Temisión quienes emplearon
la dieta, el masaje, la hidroterapia, la marcha, la carrera y los ejercicios
físicos pero fuera de la idea sanadora natural (Martinez, 1998), así mismo a Galeno (129-201 d. C), nativo de la
ciudad de Pérgamo, quien en el año 161 d.C. viajo a Roma donde curo pacientes
que no habían logrado alivio con los tratamientos hechos por los médicos de la
ciudad. Además curo a un famoso filosofo llamado Eudemo, fue llamado a hacer
parte del equipo médico personal del emperador Marco Aurelio en el año 164
d.C., llego a ocupar el primer lugar entre los médicos (Jaramillo Antillón, 2005), en sus obras trato temas de anatomía,
fisiología, semiología, patología, terapéutica e higiene. Galeno utilizó los
agentes físicos para equilibrar los humores que son la base de su teoría médica, entre ellos están el masaje, los
ejercicios gimnásticos y los baños (Gallego, 2007), los que clasificó
según su vigor, duración y frecuencia (Martinez, 1998).
En el año 30 d.C.
los romanos se interesaron por la prevención de la enfermedad y el campo
sanitario de la salud, por lo cual construyeron un sistema subterráneo
destinado a la evacuación de aguas residuales y acueductos para abastecer Roma
con agua potable. Realizaron limpiezas de las calles colocando diversas
letrinas públicas, las cuales eran cuidadas por los esclavos (Jaramillo Antillón, 2005).
Después de la
división del Imperio Romano en Occidente y Oriente iniciada con la tetrarquía
del Emperador Diocleciano (284-305 d.C.) y efectuada de forma definitiva por el
Emperador Teodosio I (379-395 d.C.), la ciudad de Bizancio mantuvo la
terapéutica basada en los autores Hipócrates y Galeno. En el siglo V d.C. el
médico romano Celio describió conceptos acerca del tratamiento físico en los
que incluyo la suspensioterapia, la hidrogimnasia y la poleoterapia (Martinez, 1998).
Al mismo tiempo, en la antigua América
existieron diversas medicinas primitivas y grupos culturales, los cuales
presentan variedad en su aplicación. Es característica de la América precolombina
al igual que en las culturas antiguas tanto egipcias o griegas, en sus inicios,
la idea que se tenía de las enfermedades
como un castigo divino, por lo que se realizaban procedimientos físicos
y mágicos. Entre los elementos mágicos se encontraba el exorcismo y entre los
físicos la utilización de agua como recurso terapéutico (Gallego, 2007).
A continuación se abordará las descripciones
y relatos de lo ocurrido en la edad media y moderna (siglo V d.C. hasta el
siglo XIX) en lo referente al tratamiento a través de la naturaleza, haciendo
hincapié en los medios terapéuticos utilizados, personajes históricos que se
destacaron en estos periodos de tiempo y se encuentran en la literatura, así
como también los diversos conceptos de la salud según las diferentes regiones
del mundo, lo anterior organizado en un orden cronológico de ideas y
conocimientos supuestos.
En el año 500 d.C. hasta aproximadamente el
año 1400 d.C. se produjo un retroceso en el uso de agentes físicos, debido a la
ampliación y consolidación del cristianismo como religión, ya que hubo una orientación
principalmente hacia el cuidado del alma, rechazando el cuidado del cuerpo como
algo prioritario (Gallego, 2007). En este período
perduro el uso farmacológico -por parte de los curanderos, adivinadores, así
como mujeres sabias- y la hidroterapia. El ejercicio solo era practicado por la
nobleza y por los clérigos como parte de la preparación y entrenamiento
necesario para la caza y la lucha. La sanación de los enfermos se realizaba
nuevamente bajo la influencia de las creencias mágicas (Jaramillo Antillón, 2005).
Durante esta época la enfermedad era vista
como un castigo de Dios hacia la persona por haber cometido un pecado, razón
por la cual la atención y el cuidado estaba dado por los monjes, quienes
solamente utilizaban plantas y practicaban sangrías, estos tratamientos se debatían
entre los milagros de Dios y la práctica de curar. Con esta práctica se
desarrolla la farmacopea en la cual se empleaban básicamente plantas
medicinales y drogas.
En este contexto encontramos la figura de
Santo Tomas de Aquino (año 1225-1274) que consideraba cualquier cambio que
ocurriese en algún ser vivo provenía de una influencia externa, por lo que
concluye que «Dios es el principio motor,
fuente primaria de todo cambio del mundo natural, a parte de su potencia
intrínseca». Doctrina que dio mayor importancia a lo sobrenatural y freno
el pensamiento independiente durante la Edad Media (Lyons, 1994).
En este periodo había una tendencia a
agrupar los oficios de acuerdo a los materiales y herramientas utilizados en ellos,
por lo que los cirujanos tenían relación con los barberos, así como los médicos
con los artistas, ya que estos últimos utilizaban en común polvos que podían
ser mezclados con agua, huevo o aceite para hacer pigmentos. La unión de
médicos y artistas fue de gran importancia a inicios del Renacimiento puesto
que aquí se dieron avances en el conocimiento de la anatomía humana (Lyons, 1994).
Aquí es importante aclarar que la salud
científica de Hipócrates fue dejada a un lado por su racionalismo, motivo que
llevo al hecho de que el pensamiento Galénico terminara imponiéndose en la
época. Debido a que se tenía la idea de la importancia y efectividad de la
mentalidad religiosa en los tratamientos de curación en lugar de las prácticas
curativas de manera manual. Además se dio la separación de la medicina y la
cirugía restando importancia a las terapias manuales, por lo cual los
encargados de la salud física se involucraban menos con los pacientes (Jaramillo Antillón, 2005).
En este período la terapéutica utilizada era
muy variada desde el uso de amuletos, plantas, encantamientos, brebajes mágicos
hasta masajes con ungüentos. Se usaba el agua como medio terapéutico, a partir
de aquí se crearon establecimientos termales en toda Europa Central para
brindar a los enfermos propiedades curativas (Gallego, 2007).
En la Edad Media, a pesar del retroceso que
se dio, sobresale la figura de los árabes quienes conservaron los principios de
la idea griega y romana de salud, utilizando la balneoterapia, los ejercicios
físicos y los baños (considerados un factor social y cultural de primer orden)
como agentes terapéuticos. Dieron desarrollo a casas especiales, en las que se
realizaban masajes con lodo y tierra (Martinez, 1998). Durante el siglo X
al parecer en Bagdad existieron más de 3000 establecimientos hammams o baños
públicos, los cuales contaban con instalaciones sanitarias, fuentes que
suministraban agua caliente, vapor de agua y lienzos que les permitían a los
bañistas cubrirse o secarse. Según los árabes, los baños disminuían el
cansancio, abrían los poros de la piel para la limpieza, ayudaban a la
expulsión de la orina y a la digestión (Gallego, 2007). Infortunadamente
esta práctica fue interrumpida por la peste negra[4]
que invadió a Europa.
En este periodo se destaca el autor Averroes
(1126 - 1198), con sus obras en las que hace referencia al ejercicio físico y
el momento adecuado de llevarlo a la práctica que para él debía ser cuando el
estómago, hígado y demás órganos hayan realizado el proceso de digestión.
Además, mencionaba el masaje y las técnicas adecuadas de fricción. Por otra
parte Rabí Moisés ben Maimón (1135-1204) quien fue filósofo, médico, rabino y
teólogo, consideró como pilares para la conservación de la salud, el movimiento
corporal y el ejercicio físico (Gallego, 2007).
Aunque la Iglesia tenía el control sobre los
estudios de la época, la salud que estaba a cargo de los monjes decayó de
manera rápida debido al interés de la gente por recibir recompensas materiales
más que de carácter divino (Lyons, 1994). Así mismo, durante
la Edad Media se dieron avances en las ideas acerca del contagio y las medidas
sanitarias. Se tenía escaso contacto con los encargados de la salud, puesto que
estos empleaban más tiempo entendiendo la enfermedad fisiológicamente que
buscando curas para aliviarlas (Lyons, 1994).
Más adelante, en el siglo XV Giorgio Vasari
dio el nombre al periodo que inicio después de la culminación de la Edad Media
como rináscita, o Renacimiento (siglo
XV-XVI), período que se caracterizó por retomar la cultura de Grecia y Roma,
dejando atrás el ideal de la Edad Media. Además fue un periodo de evolución en
el que se inventó la imprenta, lo que permitió difundir los conocimientos, se creó
una economía monetaria, nuevas organizaciones sociales y políticas. En este
periodo los filósofos negaron la influencia de lo sobrenatural en lo natural,
dando origen a la ciencia moderna.
En esta época hubo una gran transformación
de la salud, los encargados de esta poseían conocimientos tanto de física como
de anatomía, campos en los que se dio gran importancia a la observación de los
fenómenos naturales donde la práctica y la experimentación cobraron gran
importancia. Así mismo, se resaltó de nuevo los textos hipocráticos, restando
interés al galenismo (Lyons, 1994).
Una figura destacada dentro de este período
fu Vittorino de Feltra (1378 - 1446) quien reintegro la educación del ejercicio
físico en gran medida por lo
que se retomó el desarrollo tanto del espíritu como del cuerpo pensado en la
Grecia antigua.7 Así mismo, encontramos a Leonardo De Vinci
(1492-1519) quien realizo junto al médico Marcoantonio della Torre disecciones
de cadáveres -autorizadas en la época para ser hechas por pocos médicos-, los
cuales escribieron un Manual de Anatomía
y Fisiología el cual nunca fue publicado ni terminado por la muerte de
Marcoantonio. Sin embargo, Leonardo continúo sus estudios de anatomía, y sus
grabados anatómicos fueron descubiertos años después.
Otras figuras en este período son Thomas
Linacre quien fue uno de los autores destacados de la época (1460–1524
aproximadamente) conocido como el restaurador del conocimiento en Inglaterra,
realizó diversos estudios fisiológicos en Padua y en Oxford. Tradujo al latín
las obras escritas por Galeno acerca de la higiene, la terapéutica, los
temperamentos, las facultades naturales, el pulso y la semiología (Lyons, 1994). También Paracelso
(1493-1541) uno de los precursores de la farmacología, atacó la medicina
Galénica tradicional -según la historia quemó públicamente los libros de este
autor-, se interesó más por la observación y la experiencia, resalto a
Hipócrates como figura antigua de la salud mereciente de ser recordado,
menciona y recomienda en su obra Liver de
Vita Longa el masaje como medio
indispensable para la conservar la salud (Lyons, 1994). Por otro lado Jean
Fernel (1497-1588) formado en Paris escribió su obra titulada La Medicina Universal, en la que dividió
el estudio de la salud por primera vez en las disciplinas que se conocen hoy en
día como fisiología, patología y terapéutica. Así mismo, el cirujano francés Ambroise
Paré (1517-1590) recomienda el masaje como medio terapéutico para su aplicación
en los muñones con dolor de las personas amputadas, en cicatrices retraídas y
en músculos con espasmos (Gallego, 2007).
Por otro lado, Andrea Versalio (1515-1564)
da a conocer en el año 1543 su tratado titulado De humani corporis fabrica libri septem, en el que ilustra de
manera brillante la anatomía humana. Sin embargo, al ser descubiertos los
dibujos del arquitecto, genio de la escultura y pintura Leonardo De Vinci, se
observó que estos mostraban de manera más clara la anatomía en comparación con
los de Versalio (Jaramillo Antillón, 2005). De Vinci describió
la anatomía osteomuscular de cara, tórax, brazos, piernas y útero, explicó que
el corazón era un vaso de músculo grueso con movilidad propia en el cual
desembocaban venas y arterias, señaló que los latidos del corazón se
relacionaban con el pulso, que solo desaparecía cuando la persona moría. Entre
otros aportes fisiológicos que dio a pesar de no ser médico (Jaramillo Antillón, 2005).
En el siglo XVI se suspendieron los baños
comunales por la aparición de las enfermedades venéreas como sífilis y
gonorrea, lo que fue considerado como un bloqueo para acceder a la higiene
personal, ya que no existían aun los suficientes sistemas de acueductos para
abastecer a la población y los que habían, eran insuficientes para realizar una
higiene diaria (Lyons, 1994).
Para esta época aparece la figura de
Bernardino Gómez Miedes (1520-1599),
quien publicó en el año 1589, aproximadamente, su escrito Enchiridion, el cual está dividido en
tres libros, y es en el tercero en el cual describe las técnicas del masaje, la
importancia de la fricción y los estiramientos en los dolores articulares y de
gota (Gallego, 2007).
En el siglo XVI se aprecia el reintegró del
ejercicio físico con la aparición del primer tratado de ejercicios terapéuticos
escrito por el médico español Cristóbal
Méndez (1553) “Libro del Exercicio”, encontrándose conceptos específicos
que instruían acerca de la correcta realización de los ejercicios corporales y
las diversas modalidades deportivas de acuerdo a la edad, el género y la
condición social del deportista. A pesar de ésto el tratado que causó mayor
impacto en esta época, fue el del autor Hieronymus
Mercuriales (1569) “De Arte
Gymnástica”, que contenía los ejercicios con sus respectivas indicaciones y
contraindicaciones, y sus efectos sobre el organismo, lo que daba valor
terapéutico sobre éstos.
También cabe destacar al autor Santorio
Santorio (1561-1636) quien escribió la obra De
Statica Medicina, en la que hace referencia a la limpieza de desechos y la
adquisición de fuerza en músculos y ligamentos, mediante el ejercicio moderado.
Así mismo, Francis Glisson (1597-1677) señala, por su parte, el tratamiento
para las deformidades que se presentaran en la columna vertebral, indicaba que
el paciente debía ser traccionado mediante cuerdas en las que se encontrara
suspendido varias veces durante el día, con el fin de corregir la postura (Gallego, 2007).
En este período el médico William Gilbert publicó la obra “De magnete magnetisque corporibus”, en la cual se encuentran diferencias
entre el magnetismo y la electricidad. Es en esta época en la que se comienza a
establecer la diferencia entre ciencia y empirismo.
El siglo XVII, conocido como la “era de la
revolución científica”, debido a que los científicos se preocuparon más por el
cómo ocurrían los hechos que el por qué sucedían. Los fenómenos se empezaron a
interpretar mecánicamente y las expresiones científicas se volvieron más
matemáticas (Lyons, 1994).
Contexto en el que encontramos a Giovanni
Alfonso Borelli (1624-1689) quien en su obra De motu Animalium explica
mediante la mecánica el movimiento corporal animal, menciona las funciones
musculares utilizando las fuerzas, tensiones y leyes de la palanca. Por su
parte, Tomas Sydenham en su obra Processus
integri describe los efectos benéficos de los agentes físicos naturales y
de los remedios sencillos (Martinez, 1998).
Por otra parte el siglo XVIII tuvo un
enfoque racionalista y científico que permitió dar fin a la superstición
medioeval (Lyons, 1994) solo una pequeña
parte tenía la posibilidad de acceder a los servicios de salud brindada por una
persona cualificada, lo que hacía que gran parte de la población fuera atendida
por “charlatanes”. De igual manera la
gente con una alta posición económica tenía dificultades para ser atendida por
médicos (Lyons, 1994).
En este período sobresale Giovanni Batista
Morgagni (1682-1771) el cual en su obra El
sitio y causas de las enfermedades investigadas por anatomía escrita en el
año 1761, aborda la temática de la parálisis del hemicuerpo opuesto a la lesión
causada por los aneurismas y las hemorragias cerebrales (Lyons, 1994).
Por otro lado, en el año 1697 en España el
autor Alfonso Limón Montero publica la obra Espejo
cristalino de las aguas de España, la cual consta de cuatro libros en los
que se describen, los baños termales, el valor higiénico y medicinal de los
baños, las cualidades terapéuticas de estos y las propiedades del agua haciendo
referencia a los cincuenta y nueve manantiales españoles.
Fridericus Hoffman restableció lo importante
del ejercicio físico, tanto en el tratamiento como en la higiene y la vida
diaria, como lo afirma en su escrito Disertaciones
Físicomédicas (1708) que: «el
movimiento está considerado como la mejor medicina para el cuerpo debiendo
distinguir con los antiguos entre el movimiento, el ejercicio y el trabajo».
Así mismo, Jhon Hunter (1728-1793) quien
demostró la relación agonista-antagonista de los músculos, dando importancia al
movilizar de manera voluntaria y precoz los miembros enfermos o con heridas.
Señalo el valor y la utilización del ejercicio después de una fractura (Gallego, 2007).
También aparece la figura de Joseph Clement
Tissot (1750-1826) que en su obra Gymnastique
Medicinale et Chirurgicale recomendaba las movilizaciones en los pacientes
que habían sido intervenidos quirúrgicamente. En esta obra se habla del masaje empleado como medio terapéutico
según las diferentes patologías (Gallego, 2007).
En la época de la Ilustración y el Barroco
(siglo XVII a inicios del siglo XVIII) se encuentran dos disciplinas, la
Iatroquimica, mezcla de la química, la medicina y la alquimia, que buscaba dar
explicaciones químicas a los procesos patológicos y fisiológicos proporcionando
tratamientos con sustancias químicas, y la Iatromecanica o Iatrofísica, la cual
intentaba dar explicación a fenómenos biológicos, pretendiendo explicar el
funcionamiento netamente físico del cuerpo humano, en esta última se encuentran
grandes avances en el uso de agentes físicos (Lyons, 1994).
Durante este siglo se realizaron numerosos
estudios acerca de la naturaleza de la electricidad tales como la botella de
Leyden la cual actúa como un condensador que permite almacenar cargas
eléctricas, el pez torpedo que emite corriente eléctrica lo cual fue demostrado
por Walsh, el descubrimiento por Benjamín Franklin de la naturaleza del
relámpago e invención del pararrayos, las primeras medidas de la fuerza entre
cargas eléctricas establecidas por Cavendish y Columb (Martinez, 1998), la recuperación de
la funcionalidad del dedo meñique mediante la electroestimulación demostrada
por Christian Gotlieb Kratzenstein, y el
estudio más importante realizado por Luigi Galvani y Alessandro Volta, quienes descubrieron la actuación
de la electricidad en la contracción muscular.
La hidroterapia tuvo gran auge, se
describieron las posibilidades terapéuticas de la utilización del agua. Con lo
cual se empezó la administración a los pacientes febriles de aplicaciones de
agua fría o ingesta de la misma. En el año de 1764 Pedro Gómez de Bedoya
publica su obra Historia universal de las
fuentes minerales de España, en la que expone sobre las propiedades de
doscientos catorce manantiales. Así mismo, James Currie (1756-1805) retomo la
importancia de los baños marinos, la hidroterapia, y el uso de los balnearios
para el tratamiento de la gota y de enfermedades metabólicas.
En 1778 se realizó una recopilación de los
diversos conocimientos que existían hasta la fecha de las aguas
mineromedicinales. En el transcurso de este siglo los médicos enviaban a sus
pacientes a los balnearios ubicados cerca a los manantiales para aliviar los
diversos dolores. El médico alemán Hufeland demostró lo importante de la
helioterapia y los baños marinos en personas con tuberculosis.
Durante los primeros años del siglo XIX el
cuidado de la salud siguió con los logros dados en el siglo XVIII, el concepto
de enfermedad, los medios para tratar y las prácticas higiénicas, se vieron
alteradas por el descubrimiento de los microorganismos y el surgimiento de la
anestesia. La salud preventiva y pública de este periodo se redujo a las
medidas higiénicas, como la eliminación de desechos y malos olores, así como el
abastecimiento de agua potable para la población (Lyons, 1994).
En este contexto, los tratamientos empleados
por los encargados de la salud en la época estaban centrados en la
alimentación, el ejercicio físico, el reposo, los baños, masajes y el empleo de
ventosas (Lyons, 1994).
En el siglo XIX, el poeta Sueco Per Henrik Ling (1776-1839), funda el
“Instituto Gimnástico Central de Estocolmo”, Ling dio importancia al movimiento
con fines terapéuticos lo que sustento bajo conocimiento científico, dividió la
gimnasia en cinco ramas: pedagógica, médica, estética, ortopedica y militar.
Gracias a sus discípulos Liedbeck y Georgii sus aportes fueron conocidos en
1840 en el tratado “fundamentos generales
de la gimnasia”, en el cual aparece por primera vez el término
«Kinesiterapia» entendido como.
“La noción general de movimientos metódicos
que ejecuta el enfermo solo, por orden o prescripción médica, o el médico en un
paciente pasivo, o, finalmente, médico y pacientes juntos”. (Martinez, 1998)
Por otra parte, el Dr. Sueco Gustav Zander creador de la «Mecanoterapia» (siglo
XIX) concluyó que los ejercicios
propuestos por Ling necesitaban la
atención personal del terapeuta, proponiendo así el uso de palancas, poleas y
pesas que podían ofrecer asistencia y resistencia a la vez, lo cual tuvo un
gran auge en los tratamientos, creando las primeras máquinas de mecanoterapia,
alrededor de setenta y una las cuales se
dividían en 4 categorías: máquinas de movimiento pasivo, activo, pasivo-activo
y de ortopedia. Cada una tenía un número y una letra que hacía referencia al
segmento corporal y el movimiento a ejecutar.
Por ejemplo: si la letra A indicaba miembro
inferior y el numero 5 la acción de flejar, en la máquina se trabajaba flexión
de miembro inferior. La firma Rösselt Scharwrz fue la primera en fabricar estos
aparatos. Fraikin y Grenier describen las funciones de cada máquina, el número
de sesiones a realizar, la dosificación, las precauciones que se deben tener y
los efectos que causa en el organismo. Esta práctica terapéutica se utilizaba
en los tratamientos de enfermedades respiratorias, circulatorias, digestivas,
nerviosas, de pelvis y del sistema osteomuscular.
En el año 1818 el autor Pierre Adolphe
Piorry escritor de la obra Article Sur
Massage describe la fisiología del masaje, difundiendo esta idea a los
médicos del siglo XIX. Por su parte Sebastián Busqué y Torró (1831-1880) en su
libro Gimnástica Higiénica, Médica y
Ortopédica o el Ejercicio considerado como Medio Terapéutico, publicado en
el año de 1865, menciona el uso del ejercicio como terapia, su acción sobre el
organismo e indicaciones. Además de los beneficios de la realización metódica
de movimientos, realizando propuestas terapéuticas en cuanto a la hidrología.
En 1831 Michael Faraday, descubrió la inducción eléctrica la cual se
incorporó a las prácticas terapéuticas. Duchene de Boulogne señaló que algunos
músculos paralizados por lesiones periféricas conservaban la excitabilidad
inducida, a diferencia de otros que la perdían. A finales de este siglo D’
Arsonval comenzó aplicaciones de
corrientes de alta frecuencia reconociéndose la inexcitabilidad neuromuscular y
la producción de calor en profundidad.
A su vez, el alemán Antón Sebastian Kneipp
(1821 -1897) utilizó los chorros, baños fríos y calientes acompañados de
plantas medicinales así como de baños de vapor. El médico Wilhelm
Winternitz (1835-1917), estableció la
hidroterapia como ciencia médica, teniendo en cuenta bases fisiológicas, por lo
que fue incluida en el pensum de la facultad de medicina de Viena (Martinez, 1998). Por otra parte, dos
ingleses descubren que algunas bacterias que originaban patologías infecciosas
morían al ser expuestas a la luz solar, por lo que se empezaron a formar bases
científicas en la helioterapia.
El masaje renace a finales del siglo XIX
gracias a Johan Georg Metzger (1838-1909)
quien publicó los métodos de Ling aplicados a la medicina en su obra “Tratado de las luxaciones del pie por medio
del masaje” teniendo un gran éxito,
poniendo como complemento del masaje la electricidad y separa la gimnasia del
masaje. Lucas Championiere (1843-1913), introdujo el masaje y la necesidad de la movilización precoz en el
tratamiento de las fracturas y sus secuelas.
Así mismo, la aplicación de la hidroterapia
como tratamiento en múltiples y diferentes patologías, se fundamentaba en la
importancia de la evacuación de los humores. Su defensor más importante fue
Vincenz Priessinitz (1799-1851), quien recetaba tratamientos con diferentes
tipos de agua los cuales acompañaba de una buena dieta y ejercicio físico (Lyons, 1994).
Finalmente en este siglo surgió la
osteopatía dada por Andrew Taylor Still (1828-1917), la cual estaba basada en
la ineficacia de los medicamentos para curar, lo que dio origen a dos
supuestos, el primero que «el cuerpo
humano contiene en sí mismo todos los remedios necesarios para protegerse de la
enfermedad» y el segundo «el correcto
funcionamiento orgánico exige la adecuada alineación de los huesos, músculos y
nervios.»
Además, surgió la quiropraxia, gracias a
Daniel Palmer (1845-1913), consistía en un sistema de manipulaciones
vertebrales, que ayudaba en la curación de las enfermedades de los órganos
internos. Esta doctrina tenía la idea de que la enfermedad era la consecuencia
del deterioro tanto de la estructura como de la función de las vértebras (Lyons, 1994).
6.3 APARICIÓN DEL TÉRMINO FISIOTERAPIA
El presente capítulo contiene
descripciones y relatos de personajes históricos y asociaciones que se
destacaron en la historia de la aparición del término Fisioterapia, además se
presenta lo ocurrido en el siglo XX en cuanto a las guerras mundiales y el
brote de poliomielitis que dieron origen a un mayor interés por la
rehabilitación, finalmente la
profesionalización de la Fisioterapia.
Aunque los hechos ocurridos en edades
anteriores, dejan evidencia de cómo el hombre en la búsqueda de un mejor vivir
y la prolongación de su existencia,
utilizó una serie de agentes físicos y formas de ejercicio, todas estas
técnicas se encontraban desagregadas hasta antes del siglo XX donde se empiezan
a practicar de forma conjunta y se hace necesario ser practicadas bajo cierto
rigor.
En primera instancia encontramos a Vicenz
Prießnitz (1799-1851), llamado “el padre de la hidroterapia,” a temprana edad
mostró habilidades inusuales, entre ellas una excelente memoria, una
extraordinaria capacidad de observación y una percepción aguda (Metclafe, 1898). Observó los efectos
en los cambios de temperatura, no solo en él, sino también en plantas y
animales, señalando con precisión como los animales mutilados hundían sus
extremidades lesionadas en agua fría. Así mismo realizo numerosos estudios y
observaciones de los efectos que este agente causaba (Metclafe, 1898).
Los grandes resultados que se lograron con
la aplicación de medios terapéuticos naturales impulsados por Prießnitz
cambiaron el punto de vista médico de la época. Es a principios del siglo XIX
en Alemania cuando se le dio importancia a la estimulación de los recursos del
paciente mediante la aplicación de agentes
físicos (lebenskraft) tales como: el agua, el aire, la luz, el
movimiento, la electricidad, el calor y el frío (Terlouw, 2006).
Se encuentra al Dr. Lorenz Gleich
(1798-1865), médico militar alemán, quien fue uno de los seguidores más
destacados del denominado movimiento Naturheilkunde
(Naturopatía), basado en la medicina
natural que utiliza los agentes naturales para el tratamiento de las
enfermedades y como medio para conservar la salud. Gleich fue quien mencionó por primera vez en 1851
en su artículo “La Physiatrische Schriften” (Escritos Fisiátricos) el término
Fisioterapia en alemán "Physiotherapie" (Terlouw, 2006).
Posteriormente en Estados
Unidos se crea en el año de 1890 la primera organización que acoge a las
personas dedicadas al uso de los medios físicos con bases científicas, llamada
“The American Electrotheraphy Association”.
Cuarenta y
tres años después de haberse usado el término de Fisioterapia por el Dr. Lorenz Gleich, En Canadá el término “Fisioterapia” en inglés
“Physiotherapy” debe su origen al Dr. Edward Playter (1834-1909), quien en
la reunión semi-anual de The Rideau and Bathurst Medical Associattion expuso y
reconoció la importancia del uso y aplicación de los agentes naturales antes
que el desarrollo de los fármacos, lo cual posteriormente fue publicado el 31
de enero de 1894 en The Montreal Medical Journal de la siguiente manera (Sentil, 2010):
«La aplicación de estos remedios naturales, lo esencial de la vida, como
se mencionó anteriormente, puede ser denominado terapéuticos naturales, o si se
me permite acuñar del griego un nuevo término que nunca he observado en la
imprenta, un término más acorde con la nomenclatura medica que el tratamiento
higiénico comúnmente usado, yo sugeriría el término, Fisioterapia.»
En el mismo año en Gran
Bretaña cuatro jóvenes enfermeras Lucy Marianne Robinson, Rosalind Paget,
Elizabeth Anne Manley y Margaret Dora Palmer fundaron la “Society of Trained Masseuses” (Sociedad de Masajistas Entrenados) (Slavat, 2008) con el fin de
proteger su profesión de caer en mala fama por las historias publicadas en los
medios de comunicación advirtiendo a las enfermeras jóvenes y al público en
general sobre personas inescrupulosas que ofrecían masajes como un eufemismo
por otros servicios.
Posteriormente en el año de
1900 la Sociedad adquirió el status
legal y publico de organización profesional y se convirtio en la “Incorporated Society of Trained Masseuses”.
(Sociedad Incorporada de Masajistas Entrenados.) En el año 1920 la sociedad fue
premiada con la Carta Real, en ese mismo año se unió con el instituto de
Massage and Remedial Gymnastics. Tiempo después (año 1944) la sociedad adopta
su nombre actual “The Chartered Society
of Physiotherapy,” siendo más representativa en el campo de trabajo que
cubría. Esta sociedad es miembro
fundador de la World Confederation of
Physical Therapy (History C. ).
A la par con los cambios mencionados con
anterioridad, en el siglo XX se inician los primeros entrenamientos para la
rehabilitación de patologías que reducían la funcionalidad corporal, en Estados
Unidos Wrigh realizó diferentes técnicas terapéuticas, la más destacada fue
acerca del entrenamiento de los parapléjicos para deambular en muletas utilizando
los miembros superiores, lo que fue de gran valor y aporte para la
fisioterapia. Por su parte En
Nueva Zelanda se crea la primera institución documentada para la formación
profesional en fisioterapia en el año de 1913. Un año después en Estados Unidos
la universidad Reed College en Portland, Oregón, graduó estudiantes con el
título de “ayudantes de reconstrucción.” (Sharma, 2012)
Otro hecho de gran importancia que marcaría
el rumbo de la fisioterapia fue el brote de poliomielitis, enfermedad
infectocontagiosa, que afecto una gran cantidad de personas en la primera mitad
del siglo XX tras convertirse en una epidemia mundial, fue considerada un
problema sanitario relevante, en casos severos llevaba a la muerte y las
personas que sobrevivían a ella quedaban con secuelas o con una disminución
significativa de la funcionalidad (Edelvis, 2012). Lo que llevo a la
creación de servicios de rehabilitación médica y de terapias (Restrepo).
Como respuesta a estos inconvenientes,
aparece la primera investigación en fisioterapia publicada en “The PT Review”
en los Estados Unidos en marzo de 1921, en el mismo año Mary McMillan, la
primera ayudante de Fisioterapia, creó la asociación de Fisioterapeutas llamada
“The American Women’s Physical
Therapeutic Association” que inicio con 274 socias fundadoras. A finales
del año 1930, la asociación cambio su nombre a “The American Physiotherapy
Association” Los hombres fueron
admitidos y el número de miembros aumento hasta algo menos de mil. Para el año de 1940, la asociación
cambia nuevamente su nombre a como es conocida hoy en día “The American Physical Therapy Association” (APTA), contrato
personal de tiempo completo, abriendo su primera oficina en Nueva York. Se
establecieron políticas y se creó un consejo de administración de la APTA.
Actualmente, representa a más de 74.000 miembros en Estados Unidos, esta
organización tiene como objetivo el fomentar los avances en la educación,
investigación y práctica de la Fisioterapia (History A. ).
Para el período de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918) la disciplina avanzó en el desarrollo de los
ejercicios físicos en mayor uso así como en la aplicabilidad para la
rehabilitación de los enfermos, debido a la gran cantidad de heridos. Así
mismo, debido a la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945) más la epidemia de poliomielitis[5]
durante los años de 1940 y 1950, los Fisioterapeutas tuvieron una gran demanda.
Los miembros pertenecientes a la asociación aumentaron a 8000, además los
programas de educación en Fisioterapia de los Estados Unidos incremento de 16 a
39. Por otro lado, en Alemania, después de la
Segunda Guerra Mundial, hubo una gran inclinación hacia la utilización de los
ejercicios físicos por su influencia en la relajación, lo que llevo a la
inclusión de estos como terapia de relajación en los tratamientos.
Dentro de este contexto, el
médico estadounidense Thomas DeLorme, describió un método al que denomino
«ejercicio de resistencias progresivas», en el que realiza una dosificación
sistemática del esfuerzo. Por su parte, el neurofisiólogo Herman Kabat, partió
de los conceptos de inervación e inhibición reciproca dados por Sherrington,
para desarrollar un método en el año de 1942 al cual denomino: Facilitación
Neuromuscular Propioceptiva, en el que utilizo los reflejos de extensión,
flexión, tónico, entre otros (Martinez, 1998).
En esta
misma línea, McWilliams y Hetzel escribieron “Report of 82 cases of knee-joint war injuries from evacuation hospital
1, A.E.F with remarks on the Willems' treatment by immediate closure and
subsequent mobilization, and the management of the subsequent infection by
drainage and mobilizations." En el que exponían sobre ochenta y dos casos de pacientes con lesión de
rodilla resultantes de la guerra, los cuales eran intervenidos quirúrgicamente
para desinfectar y cerrar inmediatamente la lesión. Posterior a la cirugía los
pacientes iniciaban ejercicios activos con la asistencia de su mano para ayudar
a movilizar la extremidad afectada y realizaban deslizamientos del talón sobre
la cama. La deambulación del paciente se realizaba de dos a tres días en
pacientes no infectados y al día siguiente de la cirugía en pacientes
infectados. Observaron que las fracturas inestables necesitaban un retardo en
el programa de movimiento (Banovetz). McWilliams y Hetzel
concluyeron que la movilización ayudaba al bombeo de la extremidad afectada y
la inmovilización debía ser evitada en un mínimo de 10 días, finalmente
observaron que el tiempo de la lesión y la cirugía estaban relacionados con el
resultado (Banovetz).
En síntesis, podemos afirmar que las dos
Guerras Mundiales impulsaron el uso de la Fisioterapia en veteranos que habían
sido heridos en las guerras, los cuales mostraron impresionantes resultados en
los tratamientos. Esto proporciono la implementación de la terapia física en
hospitales y programas médicos. Los Fisioterapeutas fueron conocidos como
ayudantes reconstructivos y especialistas en rehabilitación para las víctimas
de la guerra. Los primeros médicos preocupados por la rehabilitación fueron
ortopedistas, debido a la necesidad de tratar las secuelas musculoesqueléticas
que casi siempre terminaban en deformaciones que requerían intervención
quirúrgica (Sotelano).
Finalmente en el siglo XX se da el nacimiento
de la profesión fisioterapéutica, se puede señalar que fueron las
secuelas físicas en los supervivientes a las dos guerras mundiales lo que
generó el punto de partida de inflexión para que se produjera un impulso en la
profesionalización de la figura del fisioterapeuta.
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